Nuestra Señora de la Consolata

Querida Señora nuestra ruega por nosotros.

2º Encuentro de Universitarios y Profesionales

Jesús Camino Verdad y Vida. Sn Juan 14:6---Lideres en la Nueva Evangelización.

Pastoral Universitaria y Profesional

Te invitamos a ser parte de este grupo donde podrás encontrar tu identidad cristiana a través de tus estudios y profesiones, !!Te Esperamos!!.

Pentecostes-Ven Espirítu Santo

Somos el pueblo de Dios, la Iglesia que el dirige, líderes del Evangelio de Cristo.

Señor Jesus

Tu Palabra resuena en Nuestro interior y solo así escuchamos y proclamamos tu grandeza.

sábado, 17 de marzo de 2012

Tanto amó Dios al mundo



Juan 3, 14-21. Cuaresma. Durante este cuarto Domingo de Cuaresma denominado "laetare" (de la alegría), encontramos el sentido de la Pasión de Nuestro Señor.
Autor: José Damián Carvajal | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Oración introductoria

Señor Jesús, al leer el evangelio recuerdo la finalidad de tu misión: Tú has venido al mundo -y concretamente a mi vida- para que yo tenga la vida eterna. Una vida verdadera, no como la presenta este mundo, en el cual la palabra sufrimiento no existe, sino la vida verdadera que me dará la felicidad que siempre he buscado y que se encuentra en ti.
Para ganarla me pides que crea en ti, que me abandone enteramente a ti y específicamente que deje mis planes en tus manos y realice lo que Tú quieres en mi vida, aunque no coincidan muchas veces con los tuyos. Señor, te doy todo mi ser para que tú puedas hacer milagros en mi vida y me des la fuerza necesaria para irradiar tu luz con mis buenas acciones.

Petición 

Dulce Jesús, concédeme la gracia de renovar mi mirada, para no ver con rutina el sacrificio que Tú hiciste por mí en la cruz y tu renovación en la Santa Misa, sino al contrario, que pueda fortalecer mi lucha en la entrega a ti y al prójimo.

Reflexión

"Ves la Trinidad si ves el amor", escribió san Agustín. En las reflexiones precedentes hemos podido fijar nuestra mirada sobre el Traspasado (cf. Jn 19, 37; Za 12, 10), reconociendo el designio del Padre que, movido por el amor (cf. Jn 3, 16), ha enviado el Hijo unigénito al mundo para redimir al hombre. Al morir en la cruz -como narra el evangelista-, Jesús «entregó el espíritu» (cf. Jn 19, 30), preludio del don del Espíritu Santo que otorgaría después de su resurrección (cf. Jn 20, 22). Se cumpliría así la promesa de los «torrentes de agua viva» que, por la efusión del Espíritu, manarían de las entrañas de los creyentes (cf. Jn 7, 38-39). En efecto, el Espíritu es esa potencia interior que armoniza su corazón con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos como Él los ha amado, cuando se ha puesto a lavar los pies de sus discípulos (cf. Jn 13, 1-13) y, sobre todo, cuando ha entregado su vida por todos (cf. Jn 13, 1; 15, 13). (Benedicto XVI, Carta Encíclica "Deus Caritas est”, n.19)

Meditación del Papa

Durante este cuarto Domingo de Cuaresma denominado "laetare" (de la alegría), encontramos el sentido de la Pasión de Nuestro Señor: Él vino voluntariamente. Y la única causa de su muerte fue el amor, como dijo a Nicodemo: "Porque de tal manera amó Dios al mundo que mandó a su Hijo Unigénito para que todo aquel que cree en Él tenga vida eterna".

Cristo es la luz del mundo, es ese resplandor que muy pocos quisieron recibir. Jesucristo nos pregunta si puede Él mismo entrar en nuestro corazón, ya que a Él no le gusta forzar y obligarnos. Él lo único que quiere es hacer de nosotros lo mejor, ya que somos su creación y más aún, los hijos que le costaron su sangre y su despojamiento. Él busca en nosotros nuestra plena realización, extinguir con su amor el sufrimiento y contestar las interrogantes que llevamos en nuestro interior, para conducirnos a la verdad que nos hará libres. "Él es el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14,6-14). Lo único que tenemos que hacer es preocuparnos por sus cosas y Él se hará cargo de las nuestras.

Propósito

En una de mis conversaciones con mis amigos o familiares, compartiré uno de los tantos bienes que Jesús ha hecho en mi vida.

Diálogo con Jesús

Señor, Tú me das una razón muy poderosa para llevar mis sufrimientos. Y es tan grande que Tú no me la expresas con palabras, sino con una obra insigne: el verte clavado en la cruz por mí. Esto me empuja a afrontar mis problemas sabiendo que Tú te haces presente y me enseñas a amar a los que me rodean. Es allí, en el crucifijo, donde se esconde tu divinidad y mi fuerza. Dame la gracia de prepararme bien en esta Cuaresma para vivir con alegría el anuncio de tu Resurrección.

Quien ame mucho a Cristo, verá que puede padecer mucho por Él, el que le ame poco, poco padecerá por Él. Tengo yo para mí que la medida de poder llevar gran cruz o pequeña, es la del amor. (Santa Teresa, Camino de perfección 32,7)

miércoles, 14 de marzo de 2012

INVITACION 18 DE MARZO


"A veces nos levantamos y decimos un saludo al señor de nuestra vida, miramos el sol o la lluvia de su amor y no comprendes porque otro día más".





"Desde el amanecer viviré en libertad tu Amor la victoria me da, Señor Jesús"

Te invito a que compartamos la experiencia del señor Dios
en nuestras vidas.


convivencia pastoral universitaria y profesional 
jóvenes para Cristo

seminario mayor
Marzo 18
7:30a.m
punto de encuentro Parroquia niño Jesús

lunes, 12 de marzo de 2012

CONVIVENCIA

CONVIVENCIA PASTORAL UNIVERSITARIA Y PROFESIONAL


DOMINGO 18 DE MARZO
SEMINARIO MAYOR
LUGAR DE SALIDA: PARROQUIA NIÑO JESÚS
HORA: 7:30 A.M


 Julián Bohórquez
P.U.P Jóvenes para Cristo.

4° DOMINGO DE CUARESMA

Sagrada Escritura:

Primera: 2Cro 36, 14-16.19-23
Salmo 137
Segunda: Ef 2,4-10 
Evangelio: Jn 3,14-21



Nexo entre las lecturas

Tanto amó Dios al mundo...”: aquí reside el mensaje que la Iglesia nos transmite mediante los textos litúrgicos. Ese amor infinito de Dios ha recorrido un largo camino en la historia de la salvación, antes de llegar a expresarse en forma definitiva y última en Jesucristo (Evangelio). La primera lectura nos muestra en acción el amor de Dios de un modo sorprendente, como ira y castigo, para así suscitar en el pueblo el arrepentimiento y la conversión (primera lectura). La carta a los Efesios resalta por una parte nuestra falta de amor que causa la muerte, y el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo (segunda lectura). En todo y por encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús.


Mensaje doctrinal

1. Jesucristo, el amor del Padre. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”. Toda la historia de Dios con el hombre, como se presenta en la Biblia, es una historia impresionante de amor. Dios que por amor crea, da la vida, elige a un pueblo para hacerse presente entre los hombres, se hace ´carne´ en Jesucristo para salvarnos desde la carne...y el hombre que por orgullo rechaza el amor buscando ´autocrearse´, ´autodonarse la vida´, ´autoelegirse´ en el concierto de las naciones por su potencia y su imperial ambición, ´autosalvarse´ con la ciencia y la técnica, con la parapsicología y la religión cósmica. Parecería que el hombre las cosas de Dios las entiende todas al revés. Parecería que Dios le quisiera enseñar a deletrear en su mente y en su vida el amor, y sólo es capaz de pronunciar el egoísmo, el odio o al menos la indiferencia a lo que no sea el propio yo. Parecería que Jesús en lugar de ser la forma suprema del amor divino, fuese al contrario causa de su turbación, de su sentimiento de fracaso, de su frustración alienante. ¿Qué sucede en el corazón humano para que no pueda descubrir en Jesucristo la sublimidad del amor de Dios?

2. Dos formas del Amor. El amor no busca sino el bien de la persona amada. Pero las formas de buscar ese bien pueden variar. Ante un pueblo o un corazón rebelde, cerrado al camino de Dios, el amor divino adquiere manifestaciones duras que buscan llevar al hombre a la reflexión, al arrepentimiento y a la conversión. Así en la primera lectura, ante la actitud altanera del pueblo, Dios permite la toma de Jerusalén, la matanza de muchos de sus habitantes, el saqueo de la ciudad, la esclavitud y el destierro a Babilonia. Dios actuó de esta manera como esfuerzo supremo de su amor que quiere llevar a los habitantes de Jerusalén a una auténtica conversión mediante el reconocimiento del amor divino. Pero existe otra forma de amor divino, que es la gracia, el don de la salvación para quien la acoge y la hace fructificar. Los que la acogen ´son hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para realizar las buenas obras que Dios nos señaló de antemano como norma de conducta” (segunda lectura). Esas buenas obras son las obras del amor, con que el creyente responde al amor de Dios. Como formidable educador del hombre y de los pueblos, Dios Nuestro Señor usa una u otra forma de amor con el único interés de encontrar reciprocidad de amor en el hombre. Sabe muy bien Dios que sólo en el amar (a Dios y al hombre) y ser amado reside la grandeza y la felicidad del hombre.


Sugerencias pastorales

1. Convertirse al Amor. Los textos litúrgicos nos han mostrado que el amor para Dios es darse, entregarse, buscar el bien de la persona amada. Este amor no es el más frecuente entre los hombres, ni resulta fácil. Es más frecuente encerrarse en la propia concha siendo uno mismo sujeto y objeto de su amor. Es más frecuente ´aprovecharse´ del otro (esposo o esposa, padre o hijo, amigo o amiga, acreedor o cliente, alumno o maestro, párroco o parroquiano...) para satisfacción del propio yo, de los propios intereses, gustos, pasiones. Es más frecuente buscar nuestro bien, que querer el bien de los demás; querernos ´bien´ a nosotros mismos en lugar de hacer el bien al prójimo. Es más fácil no darse, no hacer nada por los demás, no ayudar a quien sufre necesidad, no colaborar en las diversas actividades de la parroquia, no buscar formas concretas de amar a Dios, a la Virgen santísima, a nuestros seres queridos, a nuestros hermanos en la fe, a los hombres independientemente de su religión, raza o condición. Con todo, en la mayoría de los casos lo que es más frecuente y fácil no es lo mejor ni siquiera para nosotros mismos. Hemos de convertirnos al Amor: ese amor que actúa en nosotros porque Dios nos lo regala y nosotros lo acogemos con gozo. Hemos de convertirnos al Amor, que nos saca de nuestra propia concha y nos pone ´indefensos´ ante los demás para que vivamos por la fuerza del Amor. 

2. Cristiano igual a humano. Bien podría decirse: “Cristiano soy y nada de lo humano reputo ajeno a mí”. El concilio Vaticano II nos ha enseñado que “Cristo revela el hombre al hombre”. La auténtica humanidad del ser humano no la vamos a encontrar en los programas de la TV o en los artículos de la prensa, en la invasión sonora de la discoteca o en las reuniones masivas con un cantante famoso, en la fugacidad de la bebida y de la droga o en la falsa consistencia de una relación degenerada...En todos estos campos está muy presente el hombre, pero muy poco lo humano, los valores dimanantes de su dignidad de imagen e hijo de Dios. El Papa Juan Pablo II gusta repetir que “el hombre es el camino de la Iglesia”; y se podría añadir también que “el cristiano es el camino del hombre”. Es evidente que me refiero a un cristiano que lo es de verdad y a un hombre que se mide por su vocación y dignidad, no con parámetros de otra índole. Por eso, alguien se atrevió a decir que “el tercer milenio o será cristiano, o simplemente no será”, pues el hombre terminaría autodestruyéndose. Si esto es verdad, y lo es, ¿no vale la pena vivir a fondo la vocación cristiana? ¿Por qué no luchar para instaurar en la sociedad un verdadero humanismo, es decir, un cristianismo vivido con autenticidad? ¡Vale la pena!