Nuestra Señora de la Consolata

Querida Señora nuestra ruega por nosotros.

2º Encuentro de Universitarios y Profesionales

Jesús Camino Verdad y Vida. Sn Juan 14:6---Lideres en la Nueva Evangelización.

Pastoral Universitaria y Profesional

Te invitamos a ser parte de este grupo donde podrás encontrar tu identidad cristiana a través de tus estudios y profesiones, !!Te Esperamos!!.

Pentecostes-Ven Espirítu Santo

Somos el pueblo de Dios, la Iglesia que el dirige, líderes del Evangelio de Cristo.

Señor Jesus

Tu Palabra resuena en Nuestro interior y solo así escuchamos y proclamamos tu grandeza.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Buscar la paz por los caminos del perdón



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Buscar la paz por los caminos del perdón

Autor: Pedro Gaudiano
Fuente: Fe y razón


“Quiero, pues, dirigir con profunda convicción una llamada a todos, para que se busque la paz por los caminos del perdón. Soy plenamente consciente de que el perdón puede parecer contrario a la lógica humana, que obedece con frecuencia a la dinámica de la contestación y de la revancha. Sin embargo, el perdón se inspira en la lógica del amor, de aquel amor que Dios tiene a cada hombre y mujer, a cada pueblo y nación, así como a toda la familia humana. Pero si la Iglesia se atreve a proclamar lo que, humanamente hablando, puede parecer una locura, es debido precisamente a su firme confianza en el amor infinito de Dios. Como testimonia la Escritura, Dios es rico en misericordia y perdona siempre a cuantos vuelven a Él. [...] El perdón de Dios se convierte también en nuestros corazones en fuente inagotable de perdón en las relaciones entre nosotros, ayudándonos a vivirlas bajo el signo de una verdadera fraternidad.”

Juan Pablo II, Mensaje para la XXX Jornada Mundial de la Paz:

“Ofrece el perdón, recibe la paz”, 1º enero 1997.


El perdón no es una amnesia sagrada que borra el pasado. Por el contrario, es la experiencia sanadora que elimina el resentimiento. Se podrá recordar la ofensa, pero no se revivirá el dolor. La avispa del recuerdo puede volver a volar, pero el perdón le ha arrancado su aguijón.

Por eso todos necesitamos aprender a perdonar y aprender a pedir perdón.

El veneno del resentimiento

El resentimiento es una autointoxicación psíquica, un envenenamiento de nuestro interior que depende de nosotros mismos. La causa puede ser: a) una acción directa sobre mí; b) una omisión, al no recibir la respuesta que yo esperaba; c) las circunstancias, como por ejemplo una determinada condición física, social, profesional, etc. Pero en cualquier caso, el sujeto percibe el daño como algo real, aunque su percepción no obedezca exactamente a la realidad, ya que puede ser exagerada o distorsionada. Ante ese daño u ofensa uno se siente dolido y no puede olvidar. Esta respuesta emocional, mantenida en el tiempo, es justamente el resentimiento.

El antídoto del resentimiento

Una serie de actitudes concatenadas nos pueden ofrecer el antídoto del resentimiento.

Ø Caridad de pensamiento. Esto pertenece a la dimensión espiritual de la persona. Si alguien me agrede, el problema es del agresor y no es mío. El que actúa mal es el que tiene el problema, el que necesita comprensión y ayuda. Pero para eso es necesaria la “caridad”, que no es solidaridad, ni filantropía, ni altruismo. Es más que eso. La caridad es el amor de Dios habitando en el corazón del hombre.

Ø Inteligencia. Es la encargada de realizar el análisis y comprensión de las causas que han provocado la ofensa y el posterior resentimiento, buscando los motivos que puedan atenuar o incluso eximir la responsabilidad del ofensor. Tal vez su voluntad no ha sido producir un daño, o tal vez no ha actuado con plenitud de conocimiento.

Ø Voluntad. Gracias a ella yo decido retener la agresión en mi interior o dejarla pasar sin que me perjudique. Puedo elegir quedar resentido o libre. Una acción responsable conlleva tomar conciencia de la acción que me ha dañado, analizar las causas, pero no volver a sentir (“re-sentir”). De esta manera, nada ni nadie perturbará la necesaria paz interior. Nadie puede herirnos sin nuestro consentimiento.

Ø Perdón. Así como el resentimiento pertenece al área afectiva, el perdón se ubica en el área de la voluntad. Perdonar no es disculpar. Se disculpa un acto que no fue voluntario, que no tuvo la intención de provocar un daño. Pero el perdón es un acto esencial de amor. Como ha dicho Juan Pablo II, “el perdón se inspira en la lógica del amor”. De lo contrario no se entendería el amor a los enemigos (véase el artículo “El amor: ¿sentimiento o decisión?”, en el Nº 17 de la Revista Fe y Razón). Perdonar, pues, es amar intensamente. El verbo latino “per-donare” expresa esto con mucha claridad: el prefijo “per” intensifica el verbo que acompaña, “donare”. Perdonar, pues, es dar abundantemente, entregarse hasta el extremo.

Aprender a pedir perdón

Reconocer que yo me equivoqué es algo costoso... pero por allí pasa el camino del crecimiento personal. Efectivamente, cuesta reconocer cuando uno no fue amable, o cuando fue un poco irrespetuoso, o cuando uno “se pasó de la raya”, etc. Descubrir estos u otros errores en los demás es bien fácil, pero reconocerlos en uno mismo es bien difícil.

Hay un signo visible de que estoy aprendiendo a pedir perdón: el saber aceptar, con alegría y con paz, las críticas de los otros. Eso no significa aceptar cualquier tipo de críticas y amoldar mi conducta a cualquier cosa que me digan los demás. Pero cuando uno reconoce que una crítica es auténtica -y por lo general eso duele- y sin embargo la acepta con alegría, entonces uno crece en confianza.

El hecho de aceptar esa crítica y pedir perdón demuestra que uno está muy seguro de sí mismo. Aquellas personas que son más débiles y vulnerables nunca se animan a pedir perdón, y casi siempre intentan justificar su error con el error de los otros. En el fondo, detrás de una apariencia de debilidad y de vulnerabilidad se puede esconder un secreto orgullo que lleva a encubrir los propios errores. Muchas veces el débil es cruel. La amabilidad sólo puede esperarse del fuerte, del que está seguro de sí mismo.

Aprender a perdonar

Una técnica importante para aprender a perdonar es acostumbrarse a distinguir entre el error y el que ha errado, entre la acción realizada y la persona que realizó esa acción, entre el “pecado” y el “pecador”. Y lo importante es hacer esta distinción no sólo con la mente, sino también con el corazón.

Una cosa es la infidelidad, la injusticia, la maldad... No hay que tergiversar las cosas, sino que es necesario llamarlas por su nombre. Esas acciones están mal, y uno tiene que tener una actitud firme y fuerte de rechazo ante ese tipo de acciones. Es lo que se llama el “odio al pecado” (leer Romanos 12, 9; Apocalipsis 2, 6).

Pero por otro lado está la persona que realizó esa acción, y con esa persona uno mismo debería ser compasivo y misericordioso, y estar dispuesto a perdonar... Eso es lo que Dios hace conmigo: distingue perfectamente entre la acción que yo realicé y yo mismo. Y me ama entrañablemente, así como soy. Es lo que se llama el “amor al pecador”.

Para perdonar a otro, uno mismo tiene que haber experimentado antes el perdón. Si mi padre y mi madre nunca me perdonaron, si mi esposo o mi esposa nunca me perdonó... si nunca me he sentido perdonado en la vida, es muy probable que a mí también me cueste perdonar.

El sacramento de la reconciliación

Dios nos perdona pero sólo si nosotros queremos, si se lo pedimos, si nos arrepentimos y si perdonamos al prójimo. Si no se dan estos requisitos, Dios no puede perdonarnos. Por eso Jesús nos enseñó a pedir en el Padrenuestro: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

Cada vez que uno perdona, opta por cancelar la deuda moral que el otro ha contraído con su proceder. Al perdonar al otro, lo libero en cuanto deudor, pero no suprimo la ofensa como si nunca hubiera existido. Eso solamente lo puede hacer Dios. Perdonar, pues, implica pedir a Dios que perdone, porque sólo así la ofensa es aniquilada. Dios tiene la potestad del perdón absoluto. Yo puedo colaborar con Él cuando perdono al otro, e intercedo y pido que Dios lo perdone. El otro, al arrepentirse -el “dolor de contrición”- da el primer paso para que Dios le otorgue el perdón absoluto de su falta. Pero, además, le hace falta unos requisitos que son los propios del sacramento de la reconciliación: la confesión de los pecados y la “satisfacción” o “penitencia” (ver Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1440-1470; Juan Pablo II, Exhortación apostólica Reconciliación y penitencia, nn. 28-34).

La palabra “reconciliar” acentúa más la acción sanadora de Dios en el hombre, acción que repara las rupturas causadas por el pecado. El principal fruto del perdón obtenido en el sacramento de la penitencia consiste en la reconciliación con Dios, que tiene lugar en la intimidad del corazón del hijo pródigo, que es cada penitente. Esta reconciliación con Dios tiene como consecuencia otras reconciliaciones: consigo mismo, con los hermanos que agredí o lesioné de algún modo, con la Iglesia y también con toda la creación.

Sanación interior

“Todos necesitamos un encuentro más frecuente y eficaz con Jesús en el Sacramento de la Reconciliación. Encuentro que no sólo es perdón de nuestros pecados como acto aislado, sino que es además, el Sacramento de la Reconciliación, de la conversión plena a Jesús y de la Reconciliación con Dios y con la Iglesia... que es, además del Sacramento del perdón de los pecados, el Sacramento de la Sanación interior en el que la presencia del Espíritu Santo penetra hasta lo más profundo de nuestro ser y cura nuestro espíritu y nuestra mente.

A través de la gracia de este Sacramento, no sólo se nos borra el pecado, sino que vamos adquiriendo esa liberación, esa purificación y esa curación interior de todo lo que daña y de todas las causas profundas de nuestros males morales y físicos.

Si nos dejamos iluminar por el Espíritu Santo, vamos a ir redescubriendo la riqueza sanadora de este Sacramento de la misericordia y del perdón, cual es el Sacramento de la Reconciliación”.

Francisco Muñoz Molina, Jesús sanador, Buenos Aires 1980, p. 52.

La “cultura del perdón”

La sociedad actual -y quizás la de tiempos pasados- está endurecida. Constantemente asistimos a luchas, enfrentamientos y guerras, y parece que el ser humano no se pone de acuerdo para la paz, que es como un imposible sueño dorado.

Para que la sociedad sea más habitable, más humana y menos endurecida, es preciso que se instaure una “cultura del perdón”. Esto significa que el perdón debería ser una práctica frecuente y no excepcional. El perdón entendido como impedimento al resentimiento por las ofensas que penetran en el ser humano y también como capacidad para querer y saber disculpar al otro en sus actitudes y comportamientos. Para eso es preciso estar dispuesto a ver lo mejor del corazón del otro y llegar a poder decirle: “Sé que no eres así, sé que eres mucho mejor y te perdono”, queriendo lo mejor para quien nos ha ofendido y se ha equivocado. Como nos ha enseñado Juan Pablo II: “Ofrece el perdón, recibe la paz”.

Terapia liberadora

· La mejor manera de extraer de nuestra alma el veneno que nos inyectan otras personas es perdonando.

· El mejor mecanismo de defensa para los agravios recibidos es perdonar.

· Perdonar es abrir la puerta que nos sacará del recinto de la amargura.

· Quien perdona no le hace ningún favor a su agresor, se lo hace a sí mismo.

Anécdota

Un exitoso judío, que había estado en un campo de concentración nazi, se enteró de que su más querido compañero de aquellos tristes días se hallaba enfermo y solo. Lo buscó y lo halló en la miseria.

- ¿Ya perdonaste a los nazis? -le preguntó.

- No -contestó el moribundo con vehemencia-, de ninguna forma. Todavía los odio con toda el alma.

- Entonces, te tengo una mala noticia: ellos todavía te tienen prisionero.


Proceso del perdón

1. Enfrentar abiertamente el dolor. Reconocer con humildad que estamos heridos, pues alguien nos afectó injustamente y ese daño nos causa enorme sufrimiento.

2. Evaluar el costo de aquello que perdimos. Hacer un recuento real y reconocer el valor de cuanto nos quitaron.

3. Regalar lo que perdimos. Volver mentalmente amigo al agresor, tratar de comprender sus razones y decirle con nuestro pensamiento: “Lo que me quitaste, te lo regalo; no lo mereces, pero te lo doy; es tuyo, no me debes nada”. Esto nos conduce al verdadero perdón. Es el último dígito de la combinación: sin él, no hay nada; con él, todo.


Un regalo

· El amor real no es un premio. El amor es un regalo. Perdonar es un acto de amor. Por lo tanto, el perdón es, también, un obsequio.

· Resulta imposible perdonar al ofensor después de hacerle pagar su error. Se perdona antes de cobrarle o no hay perdón.

· A un hombre que cumplió su condena, después de diez años en la cárcel, nadie puede decirle: “Estás perdonado”, simplemente porque aquel hombre ya pagó su deuda.

· Perdonar es declararle “NO” a la venganza, “NO” a cobrarse por propia mano, “NO” a ser el verdugo del que ha fallado.
(Carlos Cuauhtémoc Sánchez)

viernes, 14 de septiembre de 2012

DOMINGO 16 DE SEPTIEMBRE 2012

LABOR SOCIAL CON PERSONAS SIN HOGAR



UNA EXPERIENCIA.. DE VIDA!!!

jueves, 6 de septiembre de 2012

Domingo 9 de Septiembre de 2012

Is 35,4-7: Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará
Salmo responsorial 145: ¡Alaba, alma mía, al Señor!
Sant 2,1-5: Dios eligió a los pobres para hacerlos herederos del Reino
Mc 7,31-37: Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
El profeta Isaías es el profeta de la consolación. El pueblo en medio del dolor que ha generado el destierro, necesita de una voz de aliento y esperanza, por eso el profeta los invita a tener valor a que «no tengan miedo», es necesario confiar en Dios pues él va a salvar a su pueblo de la esclavitud.


«Todo lo hizo bien, hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos»; este versículo 37 tal vez sea una mala traducción, o una derivación de la exclamación que, más probablemente, brotó a los observadores de la conducta de Jesús: «Ha hecho todo el bien [que ha podido], hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos». O sea, sí que predicó Jesús a los gentiles, pero con «el lenguaje de los hechos», y no pidiendo una conversión “mental” a su religión, o a una nueva Iglesia que él no estaba pensando fundar, sino compartiendo con ellos su «conversión al Reino». Jesús no trataba de convertir a nadie a una nueva religión, sino de convertir a todos al Reino, dejando a cada uno en la religión en la que estaba. La conversión importante no es hacia una (u otra) religión, sino hacia el Reino, sea cual sea la religión en la que se dé.
La misión del misionero cristiano se inspira en Jesús. El misionero -todos nosotros, en determinadas circunstancias- no debe buscar la conversión de los «gentiles» a la Iglesia, como su primer objetivo, sino su conversión al Reino (sea cual sea el nombre con el que el “otro” lo llame, y recordando que de nominibus non est quaestio, que «de nombres no hay que discutir»). Y esa conversión, claro está, no es de diálogo teórico, ni de predicación doctrinal solo… sino de «diálogo de vida» y de construcción del Reino.

martes, 4 de septiembre de 2012

2° Encuentro Arciprestazgo Nuestra Señora de la consolota

Hacemos extensiva la invitación a participar en el 2° Encuentro Arciprestazgo Nuestra Señora de la consolota, el cual se llevará a cabo el día 14 de Octubre, lugar: Seminario Nuestra señora de la consolata a las 7:00 a.m, valor de la Inscripción $20.000, para mayor información o lnscripción enviar un correo a la dirección: p.u.jovenesparacristo@hotmail.com. ¡¡Esperamos contar con su compañia y activa participación!!


lunes, 3 de septiembre de 2012

¿COMO ES NUESTRO CULTO?


El esquema de la celebración eucarística tiene, como Asamblea y reunión que es, un esquema similar al de una reunión de amigos que recibe un anfitrión: se recibe a los que llegan, se habla y escucha, se come en común y se despide al terminar. Así hizo Jesús en la Última Cena ya que reunió a los Apóstoles (rito de apertura), les habló (Palabra), pronunció la bendición, les dio de comer y beber (eucaristía) y salieron hacia el monte de los Olivos (conclusión).
En la Asamblea eucarística se distinguen claramente cuatro partes:
A) LOS RITOS INICIALES: Sirven para recibir a los fieles y son la apertura. Sus objetivos son los de ayudar a formar y sentirse como comunidad y preparar a los fieles a oír y celebrar dignamente la Eucaristía. Estos ritos iniciales son los siguientes:
·         Procesión y canto de entrada: abre festivamente la celebración, fomenta la unión de los fieles y acompaña la procesión.
·         Veneración del altar: como símbolo de Cristo (beso ritual)
·         La señal de la Cruz: evoca nuestra iniciación cristiana y se invoca a la Trinidad.
·         Saludo a la Asamblea: Se establece aquí un diálogo de comunión entre el Presidente y la Asamblea.
·         Monición Inicial: Tiene por objeto explicar e implicar a todos en la celebración. Debe ser breve, incisa y preparada.
·         Acto penitencial: Todos somos pecadores y debemos pedir perdón. Este acto a su vez consta de varias partes:
o       Monición
o       Silencio
o       Confesión general
o       Absolución (que perdona los pecados leves del día).
·         El Kyrie: "Señor, ten piedad". No es penitencial sino que tiene sentido de aclamación a Cristo y petición de misericordia.
·         El himno Gloria: No fue compuesto para la Misa. Entró en la Eucaristía para la fiesta de Navidad y es un himno trinitario de alabanza.
·         La oración Colecta: (colecta=reunir). El sacerdote invita a orar, lee la oración y el pueblo ratifica con un AMEN.
B) LA LITURGIA DE LA PALABRA: Es junto con la eucarística, una de las dos partes esenciales de la Misa. Tiene a su vez varias partes:
·         El anuncio de la Palabra:
o       Introducción a las lecturas (monición)
o       Proclamación de la Palabra (se proclaman tres lecturas los domingos y solemnidades: profeta, apóstol y evangelista). La lectura evangélica es propia del diácono o del sacerdote mientras que las demás lecturas son ministerios propiamente laicales.
o       Aclamación a cada lectura.
o       Homilía
·         La oración: La Iglesia acoge, escucha y acepta la Palabra. Loselementos de la respuesta de los fieles a la proclamación hecha tiene varios elementos:
o       El salmo responsorial (se canta o se recita si no hay salmista)
o       Los silencios
o       El Aleluya (debe cantarse y de no hacerlo se puede omitir)
o       La profesión de fe
o       La plegaria universal o de los fieles. Se llama universal porque se suplica por las necesidades de todos los hombres. Debe poder ser asumida por todo el pueblo cristiano y al menos cuatro de las peticiones deben ser:
§         Por la Iglesia y sus necesidades
§         Por los gobernantes
§         Por los pobres y necesitados
§         Por todos los presentes
C) LA LITURGIA EUCARÍSTICA: Si hasta este momento la Asamblease ha centrado en la Palabra (ambón), ahora el centro pasa a los dones (altar). Esta liturgia se desarrolla en tres momentos sucesivos, tal como Jesús hizo en la Última Cena, a saber 1. Tomó el pan, el cáliz (preparación de los dones) 2.- Bendijo, dio gracias a Dios (plegaria eucarística) 3.- Partió y dio (rito de comunión) (OGMR 72).
·         Preparación de los dones: Consta a su vez de estos momentos:
o       La procesión de los dones (deben llevarse dones que se queden para el servicio o exorno del altar o bien que sean para los pobres y necesitados)
o       La preparación de los dones
o       La presentación de los dones (Bendito seas, Señor...)
o       El lavabo, que se hará en un lado del altar
o       La oración sobre las ofrendas, que se rubrica por el pueblo con un Amen.
·         Plegaria eucarística: Es el ápice de toda la celebración OGMR 30). En esta parte se llega a la máxima plenitud de expresión la acción de gracias y la alabanza. Se la ha llamado de diversas formas: plegaria eucarística, canon, anáfora. Es una oración de bendición que consta de los siguientes elementos:
o       La acción de gracias del Prefacio
o       La aclamación del Sanctus
o       La epíclesis o invocación al Espíritu Santo
o       El relato de la institución y la consagración
o       La anámnesis o memorial
o       La obligación
o       Las intercesiones
o       La doxología final
·         El rito de comunión: Forma una unidad con la plegaria eucarística, con un esquema lineal. Consta de las siguientes partes:
o       El padrenuestro
o       La paz (algunos liturgistas opinan que debería hacerse junto con el acto penitencial como signo de reconciliación que es)
o       La fracción del pan, que incluye la inmixtión (mezcla) y el Agnus Dei
o       La Comunión, con una preparación previa y oración posterior a la comunión
D) RITO DE CONCLUSIÓN: Tiene como objetivo el unir la celebración con la vida cotidiana. Ahora es el momento de dar los avisos de la comunidad para la semana y las actividades a desarrollar. Se saluda y se acaba con la bendición que puede ser simple o solemne (con tres apartados a los que el pueblo contesta AMEN). Tras el "Podéis ir en paz" la Asamblea se disuelve para ir a sus ocupaciones alabando al Señor.

martes, 21 de agosto de 2012

PREGUNTA DECISIVA


El evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. No tenemos apenas datos. Solo se nos dice que a los discípulos les resulta duro su modo de hablar. Probablemente les parece excesiva la adhesión que reclama de ellos. En un determinado momento, "muchos discípulos suyos se echaron atrás". Ya no caminaban con él.

Por primera vez experimenta Jesús que sus palabras no tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que se reafirma más: "Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen". Sus palabras parecen duras pero transmiten vida, hacen vivir puescontienen Espíritu de Dios.

Jesús no pierde la paz. No le inquieta el fracaso. Dirigiéndose a los Doce les hace la pregunta decisiva: "¿También vosotros queréis marcharos?". No los quiere retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no han de ser siervos sino amigos. Si quieren puede volver a sus casas.

Una vez más Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es ejemplar. Sincera, humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo. Su actitud puede todavía hoy ayudar a quienes con fe vacilante se plantean prescindir de toda fe.

"Señor, ¿a quién vamos a acudir?". No tiene sentido abandonar a Jesús de cualquier manera, sin haber encontrado un maestro mejor y más convincente: Si no siguen a Jesús se quedarán sin saber a quién seguir. No se han de precipitar.No es bueno quedarse sin luz ni guía en la vida.

Pedro es realista. ¿Es bueno abandonar a Jesús sin haber encontrado una esperanza más convincente y atractiva? ¿Basta sustituirlo por un estilo de vida rebajada, sin apenas metas ni horizonte? ¿Es mejor vivir sin preguntas, planteamientos ni búsqueda de ninguna clase?

Hay algo que Pedro no olvida: "Tú tienes palabras de vida eterna". Siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Junto a él han descubierto la vida de otra manera. Su mensaje les ha abierto a la vida eterna. ¿Con qué podrían sustituir el Evangelio de Jesús? ¿Dónde podrán encontrar una Noticia mejor de Dios?


Pedro recuerda, por último, la experiencia fundamental. Al convivir con Jesús han descubierto que viene del misterio de Dios. Desde lejos, a distancia, desde la indiferencia o el desinterés no se puede reconocer el misterio que se encierra en Jesús. Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: "Nosotros creemos y sabemos". Seguirán junto a Jesús.

José Antonio Pagola".
FTE: Parroquia San Vicente Martir de Obando - Bilbao. 


Aunque largo sea el camino y el cansancio acedie màs grande es la recompensa del que saber seguir adelante y llegar hasta el final, estimados compañero ese es el mensaje que quiero que meditemos esta semana, luchemos por que este proyecto sea realidad sabemos que con su ayuda y la ayuda de Jesús lo lograremos.

Bendiciones!!!

EDER F BOLAÑO ROCHA
VICE..PUP 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Gustad y ved qué bueno es el Señor


Lectura del santo evangelio según san Juan (6,41-51):

En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Palabra del Señor

JESÚS ES EL PAN VIVO

jueves, 2 de agosto de 2012

DOMINGO 29 DE JULIO DE 2012


El discurso del pan de vida: la multiplicación de los panes

La liturgia dominical interrumpe la lectura continua del Evangelio de Marcos (ciclo B) y durante cinco semanas nos propone considerar el capítulo sexto del Evangelio de Juan, el discurso del pan de vida. Contra lo que podría parecer, el cambio no resulta demasiado brusco, porque el domingo pasado contemplamos a Jesús como un buen pastor que siente lástima de la multitud que andaba como ovejas sin pastor. Terminaba entonces el Evangelio diciendo que Jesús “se puso a enseñarles con calma”. Hoy, en el Evangelio de Juan, vemos que, en una situación similar, Jesús no sólo enseña, sino que se preocupa de alimentar a esa multitud, que le había seguido “porque había visto los signos que hacía con los enfermos”. La capacidad de compasión de Cristo no se concentra sólo en los problemas del espíritu, sino que mira también las necesidades del cuerpo: la enfermedad y el hambre. No puede ser de otro modo en quien es la Palabra hecha carne, por el que la carne, la corporalidad humana se convierte en sacramento de la presencia de Dios en nuestro mundo.
Una multitud en un lugar apartado crea realmente un problema logístico. ¿Cómo alimentar a tanta gente? Jesús implica a sus discípulos más cercanos en el problema, e interroga a Felipe. La respuesta del apóstol es razonable, pero no exenta de generosidad: ni siquiera gastando todo lo que tenían a disposición en la bolsa común, unos doscientos denarios, podrían alimentar a tantos. El problema excedía las fuerzas humanas de los apóstoles, por más buena voluntad que quisieran ponerle.
La solución va a venir por medio de la escasa provisión de “un muchacho”, que, por lo que se deduce del texto, está dispuesto a compartir lo poco que tiene. Nos viene a la memoria que precisamente de los que son como niños es el Reino de los Cielos (cf. Mc 10, 14); pero podemos también recordar al “muchacho” de los poemas del siervo de Yahvé (cf. Is 42, 1; 52,13), que representa a Jesús mismo, que se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Cor, 8, 9). Jesús nos enseña que poniendo a su disposición la propia pobreza con generosidad y confianza los bienes se multiplican y alcanzan para muchos. El milagro consiste en compartir para repartir.
La multiplicación de los panes trasciende, como es fácil de entender, la dimensión meramente material o logística. No se trata sólo de un milagro que sacia el hambre de la multitud, sino, sobre todo, de un “signo” que significa la presencia actual del Reino de Dios, que nos enriquece de otros bienes que los puramente materiales (la salud del cuerpo y el pan que sacia su hambre). La cercanía de la pascua, indicada al principio del Evangelio, y el gesto de acción de gracias, antes de repartir el pan, aluden al sacrificio de Cristo en la cruz y al pan eucarístico, memorial de su Pasión: no sólo la solución del problema puntual (que también requiere respuesta), sino la salvación radical y definitiva que Jesús ha venido a traernos: la comunión con Dios Padre y entre nosotros, la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz de que habla Pablo en la segunda lectura. No es posible formar un solo cuerpo en un solo Espíritu si no somos capaces de compartir la fe en el único Señor, pero también nuestro pan.
Las obras de misericordia y las acciones de solidaridad realizadas por la Iglesia y los cristianos, como remediar el hambre de los pobres o el dolor de los enfermos, se han de hacer precisamente porque hay personas que sufren hambre y enfermedad y que, como en el caso de Jesús, deben despertar nuestra compasión y movernos a la acción. Pero esas acciones tienen que ser además “signos” que hablan de la presencia en el mundo del Reino de Dios, de Jesucristo que nos lo ha traído, de un corazón nuevo en aquellos que han aceptado la Palabra y a la persona de Jesús, de nuevas relaciones entre los seres humanos.
De hecho, en el Evangelio de hoy, las gentes que comen hasta saciarse algo perciben de esa presencia que va más allá de la materialidad del pan multiplicado. Conocían sin duda el episodio del profeta que dio de comer a cien con veinte panes, y vieron que lo realizado por Jesús, que excedía con mucho el milagro de Eliseo (cinco mil alimentados con cinco panes, y todavía sobraron doce canastas), era signo del “Profeta que tenía que venir al mundo”. Pero, al parecer, en ellos pudo más el interés inmediato; de ahí que, más que escuchar al profeta, quisieran hacerlo a la fuerza rey, esto es, investirlo de poder político y militar, pues un líder dotado de tales poderes había de ser invencible. El mesianismo político-militar tenía para ellos más atractivo que la palabra profética desprovista de poder. En la voluntad de hacer de Cristo un rey al uso de los reyes de este mundo se esconde la otra voluntad, que al parecer acompaña permanentemente a los hombres en sus relaciones con Dios: la de manipularlo y ponerlo al servicio de los propios intereses particulares (que, por cierto, son opuestos a otros grupos humanos, a los que “nuestro” Dios habría de combatir y derrotar).
Se entiende que Jesús, “sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró a la montaña él solo”. Aunque las ausencias de Dios y de Jesucristo en la vida del creyente pueden tener diversos significados que es preciso discernir adecuadamente, hoy se nos avisa que una de sus posibles causas es precisamente la voluntad de hacer de Jesús y de Dios el talismán que resuelve de manera mágica nuestros problemas, y no la Palabra que hemos de escuchar, y que si realiza “signos” que escapan a nuestras capacidades (por ejemplo, a nuestro presupuesto), no por eso deja de contar con nosotros, de preguntarnos, de implicarnos en los problemas reales que se apresta a resolver, para que participemos activamente con nuestra generosidad (lo poco que podamos aportar) y nuestra confianza. Sólo así nuestra vida cristiana personal y comunitaria puede irse convirtiendo ella misma en un signo profético que multiplica el bien y habla con elocuencia de la presencia entre nosotros de Cristo, Profeta y Rey de un Reino que no es de este mundo.

jueves, 19 de julio de 2012

DOMINGO 22 DE JULIO DE 2012


Jesús da de comer a mucha gente
Marcos 6, 30-34

"Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.Pero eran tantos los que iban y venían, que ni tiempo tenían para comer. Entonces Jesús les dijo: «Vengan, vamos a un lugar tranquilo para descansar a solas.» 

Y él y los apóstoles se fueron en una barca a un lugar apartado. Pero la gente que los vio partir adivinó hacia donde iban. Así, la gente de todos los pueblos cercanos se fue a ese lugar, y llegó antes que Jesús y sus discípulos. 

Cuando Jesús bajó de la barca, vio la gran cantidad de gente que se había reunido y les tuvo compasión, porque parecían ovejas sin pastor. Entonces empezó a enseñarles muchas cosas. "



Pistas para la lectura 


Queridos amigos: 


Luego del episodio que compartimos el Domingo pasado, el envío misionero de los Doce, Marcos intercala el relato de la muerte de San Juan Bautista desde el versículo 14 hasta el 29. Dice el texto que los Apóstoles le cuentan al Señor todo lo que han “hecho y enseñado”. Estas dos palabras, estos dos verbos, hacer y enseñar, son muy importantes porque marcan la continuidad de la tarea de los Apóstoles con respecto a la de Jesús. En los primeros capítulos de Marcos se describe a un Jesús, Mesías que revela el Reino con “hechos y palabras”, “haciendo y diciendo”, “liberando del mal y proclamando el Evangelio”. La tarea de los discípulos y la tarea de la Iglesia de Jesús por todos los siglos es la misma: hacer presente el Reino con hechos y palabras. Ni solo hechos ni solo palabras sino palabras que “expliquen” los hechos, hechos que den autoridad a las palabras. Esta es en definitiva la clave de la misión que nos enseña Jesús. 

La tarea de proclamar el Reino con hechos y palabras es intensa, muy intensa a tal punto que 
puede ser agotadora. Es así que el Señor, al ver que no les queda tiempo ni para comer, para hacer lo básico e indispensable para sostener la vida, invita a sus discípulos a descansar. La frase es muy sugestiva: “Vengan, vamos a un lugar tranquilo para descansar a solas”. 

Los discípulos aceptan la invitación del Maestro y se van en la barca a un lugar apartado. Sin 
embargo, la gente, que sigue a Jesús y también a sus discípulos, captan los movimientos y llegan antes que ellos al lugar donde se dirigían. ¿Qué hace Jesús?  Cuando baja de la barca ve a la multitud con ojos de profunda misericordia, con ojos de Dios. 

Dice el relato que Jesús tiene compasión porque están como ovejas que no tienen pastor. En ese momento comienza a nuevamente su tarea. No sabemos si pudieron o no descansar… El hecho es que Jesús se comporta como un auténtico pastor y atiende la necesidad de la gente, del pueblo.

¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos? 


Propuesta personal 
• Redimensionar mi vida de oración aprendiendo a tener una relación más cordial con el Señor “contándole” todo lo que me pasa en mi vida. 


Propuesta comunitaria 


• Dentro de los jóvenes: ¿cuáles son de manera particular las “multitudes” que andan desorientadas, como ovejas que no tienen pastor? El desafío: ¿qué pueden hacer ustedes cómo jóvenes para en nombre de Jesús, orientar evangélicamente a estos hermanos? 


Fuente:http://lectionautas.com/




LA ORACIÓN


10 cualidades de la meditación del laico
(fragmentos)

El laico vive en condiciones que hacen más difícil la meditación, la paz interior y la vida de oración 
Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com


Considerando la condición de vida del laico, creo que algunas características de su estilo de oración deberían ser las siguientes:

1. Que busquen sobre todo la vida de oración, entendida como una relación de amistad con Dios a lo largo de la jornada; una relación estable, un estado. La oración no como algo paralelo a la vida cotidiana... La relación con Dios es mucho más profunda y va mucho más allá que una actividad que dure 5, 15 ó 30 minutos al día. La vida de oración es cuestión de identidad.

2.Que la jornada sea búsqueda y hallazgo de Dios a lo largo del día,  Todo es transparencia de la presencia de Dios, todo es voz que comunica la Palabra: el alba, la luz, el trabajo, las personas, las voces, los silencios, los árboles, las nubes, la lluvia, la comida, las ideas, loséxitos, los fracasos, las sonrisas, las tristezas, las caricias, las heridas, la oscuridad, las estrellas. "Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables." (Rm 1,20).

3. Que busquen espacios de silencio y soledad, tiempos fuertes reservados y dedicados exclusivamente al encuentro consigo mismos y al trato de amistad con Jesucristo. Que para ello busquen o se hagan un tiempo diario para Dios, en un lugar que favorezca elrecogimiento y libre de interrupciones. Es difícil y exigente, pero indispensable. En un principio cuesta, pero luego se convierte en una necesidad. Requiere orden, disciplina, mortificación y constancia, pero si no quiere morir de hambre tiene que darse tiempo para comer: "He aquí que yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo." (Ap 3,20) El silencio exterior será el camino para hacer silencio interior y descubrir la presencia de Cristo en su corazón, por la gracia.

4.Que encuentren en la meditación una respuesta a la intensidad de la vida, a la dispersión mental y al reclamo profundo del corazón. En medio de tanto ruido, tantos estímulos, tantas prisas y presiones, la oración personal se convierte para el laico en una necesidad. La oración no debería verse como algo más que meter a presión en un horario ya de por sí saturado, como una carga o compromiso, sino como descanso y liberación, remanso de paz, fuente de inspiración para seguir adelante...

5.Que su meditación sea encuentro con un Amigo que llevan dentro. La meditación es encuentro personal con Quien está siempre pensando en mí, que nunca jamás me abandona ni me suelta aunque le falle o no le ponga atención, con el Dios que me escruta y me conoce, para quien todas mis sendas le son familiares (cfr. Salmo 139), que es misericordioso aunque le ignore o le rechace, que habita en mi corazón como dulce huésped del alma. Que en ese encuentro diario hallen respuesta a la búsqueda mutua de fidelidad e intimidad: la de Dios y la suya propia.

6. Que descubran en la meditación cristiana un camino capaz de integrar y unificar la existencia: Como constataba el Card. Ratzinger en la introducción a la carta "Orationis formas", hay una nueva conciencia de la unidad de la persona humana, de su corporeidad y espiritualidad; de la necesidad de un principio unificador del cosmos y de la propia existencia. La meditación integra el mundo en que vivimos, las personas con que nos relacionamos, los problemas, todo el acontecer de la vida cotidiana, la propia historia (pasado, presente y futuro), el origen y el fin. 

7.Oración de quien sabe disfrutar la vida y que alaba y agradece al Creador a lo largo de la jornada por tantas experiencias maravillosas que ofrecen el amor humano, la familia, la naturaleza, el desarrollo, la vida social, la cultura, el arte, la ciencia... Oración de quien al palpar los límites y la caducidad de las cosas materiales y de los hombres, y experimentar la fugacidad inexorable de la vida, se adhiere con fe y confianza a la roca firme del amor de Dios, del que no puede dudar aunque no siempre lo sienta.

8. Que su meditación brote de su vida ordinaria: la familia, las amistades, el peso de las responsabilidades, las alegrías y tristezas, los triunfos y fracasos, los problemas de la vida, los sufrimientos, las decisiones que tomar, el trabajo, la economía, la misión... Oración del buscador que al analizar su vida y antes de tomar decisiones se pregunta cómo obraría Cristo; y que encuentra inspiración y respuesta en la Sagrada Escritura y en la Eucaristía la fuerza para obrar en consecuencia. Es decir, que el laico haga el hábito de acordarse de Dios a lo largo del día, que no viva como si fuera un huérfano, sino que recuerde que allí a un paso tiene a su Padre para pedirle ayuda, consejo, fortaleza.
"Sin la oración diaria vivida con fidelidad, nuestro obrar se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a un simple activismo que nos deja insatisfechos. Todos los pasos de nuestra vida, todas las acciones deben ser hechas ante Dios, en la oración, a la luz de su Palabra. Cuando la oración se alimenta con la Palabra de Dios, se ve la realidad con ojos nuevos, con los ojos de la fe, y el Señor, que habla a lamente y al corazón, da nueva luz al camino en cualquier situación. Nosotroscreemos en la fuerza de la Palabra de Dios y de la oración. Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida". (Benedicto XVI, Ciudad del Vaticano, 25 de abril de 2012).

9. Que su meditación sea la propia de un bautizado, hijo de Dios, llamado a ser como Cristo; oración del hombre con un proyecto: la propia identificación con Cristo. Que bien parado en la tierra mantenga la mirada en alto, oteando siempre la otra orilla, donde está Cristo con los brazos abiertos en la puerta del cielo. Que los límites, fracasos y frustraciones de esta vida le ayuden a conocerse mejor y a buscar su realización en la belleza que no marchita. Que la experiencia del misterio tremendo y fascinante del Dios que habita en su corazón desde el día de su bautismo, le lleve a buscar y a gustar la felicidad verdadera.

10.Meditación desde la propia vocación y misión de ser testigo de la experiencia de Cristo, sal de la tierra, levadura en la masa, apóstol con la misión de colaborar con Cristo en la instauración de Su Reino en el mundo y en la historia.


No pretendo abrumar a nadie, todo lo contrario. Una oración así es don del Espíritu Santo y es lucha de toda una vida. El Espíritu Santo trabaja siempre en sinergia, quiere que le pidamos con insistencia que queremos orar así, y que entremos con decisión al combate de la oración.

martes, 10 de julio de 2012

El cienfíco Francis Collins: He encontrado a Dios


El científico que lideró el equipo que descubrió el genoma humano ha publicado un libro "El lenguaje de Dios" en el que explica por qué ahora cree en la existencia de Dios
Autor: Interrogantes.org | Fuente: Interrogantes.org

El científico que lideró el equipo que descubrió el genoma humano ha publicado un libro en el que explica por qué ahora cree en la existencia de Dios y está convencido de que los milagros existen. Francis Collins, director del Instituto Nacional Estadounidense de Investigación del Genoma Humano reivindica que hay bases racionales para un Creador y que los descubrimientos científicos llevan al hombre "más cerca de Dios". 

Su libro, "El lenguaje de Dios", reabre el antiguo debate sobre la relación entre ciencia y fe. "Una de las grandes tragedias de nuestro tiempo es esta impresión que ha sido creada de que la Ciencia y la Religión tienen que estar en guerra", lamenta Collins, de 56 años. 

Para Collins, aclarar el genoma humano no creó un conflicto en su mente. En su lugar, le permitió "vislumbrar el trabajo de Dios". "Cuando das un gran paso adelante es un momento de regocijo científico porque tú has estado en esta búsqueda y parece que lo has encontrado", explica. “Pero es también un momento donde, al menos, siento cercanía con el Creador en el sentido de estar percibiendo algo que ningún humano sabía antes, pero que Dios sí sabía desde siempre." 

"Cuando has tenido por primera vez delante de ti estos 3.1 billones de letras del "libro de instrucciones" que transmite todo tipo de información y todo tipo de misterios acerca de la humanidad, eres incapaz de contemplarlo página tras página sin sentirte sobrecogido. No puedo ayudar, sino admirar estas páginas y tener una vaga sensación de que eso me está proporcionando una visión de la mente de Dios", reconoce. 

Collins se une así a una línea de científicos cuyos descubrimientos han contribuido a reafirmar su fe en Dios. Isaac Newton, cuyo descubrimiento de las leyes de la gravedad "reorganizó" nuestra manera de entender el universo, fue uno de ellos. Newton aseguró que "el sistema más bello sólo podría proceder del dominio de un ser inteligente y poderoso". Otro de ellos fue Einstein, que revolucionó nuestro entendimiento del tiempo, de la gravedad y de la conversión de la materia en energía. Einstein creía que el universo tenía un Creador: "Quiero saber cómo creó Dios el universo, quiero conocer Sus pensamientos; el resto son detalles", escribió. 

Collins fue ateo hasta los 27 años, cuando como un joven doctor, quedó impresionado por la fortaleza que la fe daba muchos de sus pacientes más críticos. "Tenían terribles enfermedades de las que con toda probabilidad no iban a escapar, y todavía, en lugar de quejarse a Dios, parecían apoyarse en su fe como una fuente de consuelo", explica. “Fue interesante, extraño e inquietante”.Por eso decidió visitar una Iglesia metodista y le dieron una copia del libro de C. S. Lewis "Mere Christianity", que argumenta que Dios es una posibilidad racional. El libro transformó su vida. "Era un argumento que no estaba preparado para oír", dijo. "Estaba muy feliz con la idea de que Dios no existía y de que no tenía interés en mí. Y todavía al mismo tiempo, no podía alejarme". 

Collins cree que la Ciencia no puede ser usada para refutar la existencia de Dios porque está confinada a su mundo "natural". Bajo esta luz, el director del Instituto Nacional Estadounidense de Investigación del Genoma Humano cree que los milagros son una "posibilidad real". 

FUENTE:CATHOLICNET