23º. Domingo del Tiempo Ordinario
Sab 9,13-18:
¿Quién comprende lo que Dios quiere?
Salmo 89 (3-17):
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
Film 9-10.12-17:
Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano
querido
1. Evangelio según San Lucas 14, 25-33
Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. «Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar.” O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
Punto central del evangelio: El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.
2. Resumen para reflexionar
Jesucristo nos invita a ser inteligentes: hay que planificar bien la vida para no caer en la vulgaridad de quedarnos a medio camino de la meta ideal. Y si los obstáculos, aunque sea la misma familia, nos impiden alcanzarla, es necesario dejarlos a un lado.
3. Interrogantes para reflexionar
- ¿Qué es necesario para ser discípulo de Jesús?
- ¿Basta con seguir tras Él?
- ¿Qué significa seguir a Jesús?
- ¿A qué renuncio actualmente en virtud de mi seguimiento de Cristo?
4. Conclusión personal:
Ser discípulo de Jesús exige una preparación intensa, como la de aquellos que van a comenzar una casa o comenzar una guerra. Para seguir a Cristo, se debe preguntar: ¿Cuánto me falta para no poseer nada?. Para seguir a Cristo la única exigencia es la renuncia y la entrega total al servicio.
5. Conclusión comunitaria:
Tal vez el ideal de construir el mejor mundo posible no podamos alcanzarlo, como Cristo y San Pablo no pudieron acabar con la esclavitud de su época, pero es importante que la levadura de los grandes ideales humanistas, subyacentes al cristianismo, sean fermento de cambio en un mundo donde la opresión y el abuso del prójimo están en la base de nuestros mezquinos pensamientos.
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